por Lorena Ávila Cantisani
El aceite doméstico usado puede tener una segunda vida útil, al reciclarse para fabricar nuevos productos como biodiesel o jabón. El aceite usado es un residuo que se produce diariamente en la mayoría de los hogares. Una acción común para deshacerse de este residuo es tirarlo por el desagüe, pero esto tiene un impacto muy negativo sobre el medio ambiente. Lo correcto es recoger todo el aceite usado en un recipiente de plástico y depositarlo en un punto de acopio para este tipo de residuos.
Cuando se vierte el aceite de cocina usado por el desagüe de la pileta o fregadero se corre el riesgo de producir una obstrucción en las tuberías. La grasa se enfría y se adhiere a las paredes de los ductos, y así actúa como pegatina para otros residuos, que forman un tapón e impiden que el agua fluya libremente.
Debido a que el proceso de separación de las grasas y aceites del agua que se realiza en plantas de tratamiento es complicado y costoso, la mayoría de estos residuos acaban vertiéndose en ambientes no adecuados, como los ríos. Allí, este aceite puede formar una película superificial que dificulta la oxigenación de las aguas al impedir el intercambio gaseoso con la atmósfera. Además, se adhiere a las pieles (capas) de los peces, lo cual altera su capacidad respiratoria.
Actualmente, en España, los Puntos Limpios (o de acopio) disponen de un servicio de recepción (toma) de todo tipo de residuos, incluidos los aceites domésticos. Y son varios los municipios que cuentan con contenedores especiales repartidos por la ciudad. Si no cuenta con un servicio de este tipo donde vive, la solución menos impactante es que vierta el aceite usado en una botella de plástico y la tire a la basura con el resto de los residuos. Al ser un material biodegradable, acabará siendo pasto, pues los microorganismos lo integrarán en el ciclo natural de la materia. Otra opción más casera para deshacerse de él es reutilizarlo en la elaboración de jabón, una sencilla receta al alcance de cualquier consumidor.
RECETA: Reciclar el aceite usado para hacer jabón casero.
El primer paso es filtrar el aceite para eliminar las impurezas y los residuos sólidos. Se vierten 125 ml de aceite de cocina junto con 100 ml de agua en un recipiente grande y resistente y se bate, a mano o con batidora, hasta que la mezcla emulsione. Después se añaden 20 gramos de soda cáustica y se remueve cuidadosamente durante una media hora o el tiempo que lleve formar una mezcla gomosa y espesa. La soda cáustica se compra en cualquier droguería y debe manipularse con mucho cuidado. Use guantes protectores, ya que es un producto altamente corrosivo.
Se puede añadir un poco de aceite esencial o de suavizante de ropa, para mejorar el aroma del jabón resultante. La mezcla, que estará caliente después de añadir la soda, se deja enfriar hasta el día siguiente. Una vez fría, la masa sólida podrá trozarse en pastillas de jabón.
Este jabón es muy útil para lavar la ropa y la vajilla, no tanto como jabón corporal, pues su pH no está controlado.
En Argentina hay muchas empresas y plantas industriales que venden y compran este tipo de residuo usado. Algunos propietarios de negocios de comida o ciudadanos comunes contratan a estas empresas para que recojan estos residuos en recipientes herméticos adecuados, que son retirados periódicamente.
Viva donde viva, si no va a llevar inmediatamente el aceite usado a un centro de reciclaje, nunca lo guarde temporalmente en recipientes que hayan contenido comida, bebidas o productos químicos. Constate que esté limpio y claramente rotulado.
Recuerde que la calidad ambiental es asunto de todos, y todos podemos ayudar.